martes, 24 de abril de 2012













 


 


 
     

PSICOLOGÍA DE LA VEJEZ
Lic.  María Graciela Domínguez

Muy pocas de las actitudes de los ancianos son universales, y aún las que si son generalizadas, no dependen exclusivamente del envejecimiento cronológico y biológico, sino que por el contrario, son respuestas a expectativas del medio, inducidas por éste como pautas culturales.  Las realidades que han vivido las actuales generaciones de ancianos (ver: “El anciano y su entorno”), no han sido propicias para una buena adaptación a esta etapa de la vida.
Teniendo presente lo expresado, podemos describir algunas observaciones realizadas en personas que envejecen.

1.  Modificaciones de la personalidad

Nítido aumento del grado de cautela, precaución y prudencia.
Aumento de la perseverancia, la rigidez y el miedo a los cambios.
Preocupación creciente por las funciones corporales.
Según muchos autores lo más típico del proceso de envejecimiento es la necesidad de elaborar duelos casi permanentemente, por las pérdidas que durante el mismo ocurren (parte del yo físico y psíquico, categoría dentro del conglomerado social y del círculo familiar, personas significativas), por la disminución del número y extensión de sus actividades y por tener que encarar la muerte.

La forma en que cada individuo afronta estas crisis depende del desarrollo de la personalidad previa.  Si éste no fue adecuado, provocaría estilos patológicos de elaboración de duelos, dando lugar a trastornos afectivos y de relación con los demás.

2)Memoria-Aprendizaje-Creación

Si se mantiene una buena salud física, en términos relativos, sin que se haya deteriorado desmedidamente el equipo biológico necesario, entonces:
Las funciones intelectuales elevadas, tales como la imaginación, la habilidad de juzgar, la de generalizar, etc. son relativamente independientes de la edad de la persona y su declinación depende mucho de cada individuo.
Lo que disminuye en la vejez, no es el poder mental en sí, sino la rapidez con que se ejecutan las tareas intelectuales. El deterioro es más notable en aquellas en que cuenta  la rapidez con que se reacciona.  La edad afecta mucho mas “cuanto” se hace que “cuan bien se hace”.
La así llamada “inteligencia fluida” (que es la que permite resolver problemas nuevos) disminuye progresivamente, en contraposición a un acierta estabilidad y hasta incremento de la inteligencia cristalizada (que implica respuestas adecuadas a situaciones ya varias veces resueltas)
Se describen tres clases de memoria: Inmediata, Reciente y Remota.  Las dos primeras, según fuertes indicios, se deterioran según vamos envejeciendo. Sin embargo la memoria remota puede hasta mejorar.
En el aprendizaje hay que tener en cuenta:
a)    La naturaleza de la tarea: los aprendizajes que requieren la presencia de factores visuales y motores declinan más rápidamente con la edad, mientras que las tareas que implican aspectos verbales y de información pueden mejorarse durante los años productivos del individuo.
b)   Aparentemente las personas que con mayor frecuencia desarrollan conductas que exigen aprendizaje (manteniendo una actitud inquisitiva e interesada en muchos aspectos de la vida) pierden su habilidad para aprender, más lentamente.
c)    Los que enseñan a personas mayores deberán tener en cuenta las limitaciones físicas (disminución de la visión, la audición) y los condicionamientos sociales (falta de confianza en sí mismo) de los envejecientes, que influyen negativamente en el proceso de aprendizaje. Podrán ayudar a superar estos inconvenientes, con conductas tan simples como hablar pausadamente y en voz alta o brindar estímulos positivos.
Ninguna investigación ha revelado fehacientemente una disminución uniforme y regular con los años de la creación.  Por el contrario hay numerosos ejemplos de personas talentosas (Hipócrates, Cervantes, Platón, etc.) que han dado sus mejores obras pasando el medio siglo de vida e inclusive algunos después de los ochenta años.  Con esto no queremos decir que ser genial sea indispensable y tampoco que haya que aspirar a crear grandes obras maestras, sino obras modestas que repercutan en sentimientos de satisfacción y utilidad para el creador.

3) Otros aspectos importantes

El impacto de la jubilación, la soledad y la sexualidad en los adultos mayores, serán tratados con posterioridad en este capítulo.    
Basándonos en lo hasta aquí expresado, el esfuerzo en el plano de la salud mental estará dirigido por un lado a atender la salud mental de los propios ancianos y por otro a realizar tareas preventivas, a través de actividades destinadas a preparar a la sociedad y a los individuos que la integran para afrontar eficaz y felizmente los años de la vejez.
Los esfuerzos deberían volcarse no sólo a la asistencia del anciano, sino a tratar de mejorar las condiciones del medio, si éstas han sido la causa de la enfermedad y al apoyo de la familia a través de la movilización de los Servicios Sociales, para que los tratamientos sean efectivos.-

EL ANCIANO Y SU ENTORNO
Lic. María Graciela Domínguez
1. Los ancianos y la sociedad.
La mayoría de las actitudes de los ancianos no son resultado del simple proceso biológico o psíquico del envejecimiento, (cambios propios de la edad), además de los factores genéticos (herencia) y extrínsecos (climáticos, contaminación ambiental, etc.), no debemos olvidar que el individuo envejece en un grupo familiar y social concreto con sus normas culturales, alimentarias, religiosas, frente al envejecimiento, etc.
En un sector de nuestra sociedad los ancianos son considerados una carga.
“Explicada” por:
a - Falta de productividad económica.
b - Dividendos que implica la jubilación, asistencia médica, etc.
c - Imagen de deterioro psicofísico que dan a los jóvenes.

Sin embargo como ha dicho Simon de Beauvoir en su libro “La Vejez”:  La forma en que una sociedad se comporta con sus viejos descubre su equívoco, la verdad de sus principios y de sus fines....”
Actualmente comienzan a vislumbrarse cambios de actitudes por una parte de muchos de nuestros adultos mayores que buscan espacios donde poder desarrollarse y ser escuchados y por otra de distintos estamentos de nuestra sociedad que colaboran en el logro de este objetivo.  A pesar de ello es mucho lo que queda por hacer y todos somos responsables de que los ancianos (nosotros mismos dentro de unos años) encuentren el lugar que les corresponde en nuestra sociedad.

 El hogar 


Para la gente mayor la vivienda es parte de su propia existencia. Algunos ancianos nacieron y la ocuparon como padres, abuelos o bisabuelos.
Sus muebles, su jardín, la higuera, etc., se transforman en parte de su propio ser.
El cambio de vivienda, las internaciones, la institucionalización generan siempre consecuencias psicológicas que pueden ser sumamente graves.
Para evitar o disminuir el llamado “efecto traslado” se debe tener en cuenta:
Si  el traslado es voluntario a un entorno más adecuado, se puede relacionar con  una mejoría de la salud y el estado de ánimo.
Sin embargo los ancianos son más propensos a enfermar cuando:
·      Se los traslada sin una preparación adecuada.
·      La decisión es ajena a ellos.
·      No han escogido libremente el traslado.

 El trabajo - La Jubilación


Los 60-65 años no deberían marcar una barrera absoluta entre la actividad profesional y la inactividad.  Sin embargo la jubilación “guillotina” plantea un cambio brusco en la vida de las personas.  Este cambio trae aparejado una pérdida económica y del rol social.  Cada vez es más importante la preparación para este cambio para prevenir síndromes como el de la “jubilopatía”, con depresión, insomnio, cambio de carácter, etc.
En algunos casos los jubilados continúan realizando tareas manuales y artesanías, lo que les permite reintegrarse a la sociedad activa, manteniendo gran parte de su potencial físico e intelectual, además de un ingreso económico extra. 
También observamos muchos adultos mayores que desempeñan otros roles activos, que abarcan los mas variados matices, desde “abuelos - educadores” hasta la participación en grupos que promueven la integración y la recreación u otros promotores de cambios sociales.
La laborterapia (muy utilizada en la institucionalización) está muy bien para los enfermos, tiene efecto terapéutico, pero no puede ser usada como equivalente de un trabajo “usurpado”.

 Relaciones de los mayores

Debido a los aumentos en la expectativa y calidad de vida observados en las últimas décadas, las relaciones de los mayores están sufriendo cambios que modifican los juicios que hasta hace algunos años se elaboraban sobre ellas.  Por eso trataremos de explicar brevemente los conceptos clásicos y las modificaciones que en ellas se están produciendo.

Identificación con el grupo
Al dialogar con personas mayores por motivos laborales o familiares, se ha escuchado decir “yo no quiero estar con esas personas viejas”, aunque el que lo comente cronológicamente sea mayor que ellas.  El estar considerado y el tener roles que corresponden a la edad del “ciudadano viejo”, es percibido como un descenso en el status y el poder.

 La familia
En la vejez la familia desempeña un papel muy importante, influyendo en la comunidad a través de las acciones que lleva a cabo sobre sus miembros.
Debemos recordar que en su evolución las familias que se constituían por abuelos, padres e hijos, han dado lugar a la de los bisabuelos, abuelos, padres e hijos.
Sin embargo, no siempre una familia constituye un factor positivo en los problemas que nos interesan.  A veces pesan sobre ella factores económicos, habitacionales, emigraciones de los hijos, etc., que requieren de la colaboración externa al grupo familiar para poder ser sobrellevados.
En muchos casos la carga familiar pesa sobre la llamada “generación bisagra” (habitualmente entre los 50 y los 60 años), que deberá realizar simultáneamente todas o gran parte de las acciones que describimos a continuación: brindar los medios para que los hijos adolescentes terminen sus estudios, colaborar económicamente y/o en el cuidado de los nietos de los matrimonios de sus hijos jóvenes, ayudar económica y emocionalmente a sus padres jubilados y hacerse cargo o prestar apoyo en el cuidado de sus abuelos que muy probablemente tengan algún tipo de dependencia.
En otros casos el peso recae sobre un hijo (muy probablemente una mujer soltera) que a pesar de sus esfuerzos es incapaz de contener la situación.
En estos casos se deberían establecer y fortalecer las redes de apoyo no formales (familiares, vecinos y amigos) y formales (agencias sociales y servicios de ayuda oficiales), para ayudar indirectamente  a los ancianos a través de la colaboración brindada a la familia que lo contiene.
En las relaciones interfamiliares se observa también otro grupo que podemos englobar con el nombre de “abuso del anciano” (ver: “Malos tratos a los mayores”). Se describen cuatro tipos de casos :
a - Abuso físico.
b - Abuso psíquico.
c - Abuso material.
d - Violación de derechos.

  Matrimonio

Esta relación es una de las más importantes. Con la vejez la satisfacción marital es mayor que en la edad adulta. El alejamiento físico de los hijos (que permite mayor intimidad), el mayor tiempo libre y la disminución del estrés laboral, contribuyen a que en general la imagen del matrimonio en los últimos años sea muy positiva, aunque perturbada por los problemas de salud, primordialmente, y por la posibilidad de muerte de uno de los cónyuges, frecuentemente el marido.
Sin embargo cuando existen problemas matrimoniales no resueltos, los factores mencionados anteriormente actúan en forma negativa, al ser mayor la cantidad de tiempo compartido hay más posibilidades de que salgan a la luz las diferencias o los resentimientos, otras veces se aprovechan de situaciones para tomar revancha (Ej.: el marido dominante que padece una enfermedad invalidante, pasa a perder completamente su independencia física y psíquica).
Los divorcios de personas de alrededor de 65 años han aumentado notablemente.

Viudas y Viudos

Hay seis veces más viudas que viudos.
La viuda/o sufre no sólo la aflicción de la pérdida sino también la soledad, la falta de compañía y la pérdida de la satisfacción sexual.
Las mujeres mayores que se quedan viudas llegan más preparadas a este nuevo rol, su socialización se ve favorecida por un potencial grupo de amigas viudas.
El viudo mayor tiene relativamente pocos amigos varones.

Nuevas Nupcias

El hombre tiende a casarse con mujeres más jóvenes. Se casan nuevamente mucho más los hombres viejos que las mujeres viejas. (6 a 1).
Los motivos mencionados como más importantes para volver a casarse en los últimos años de la vida son: en primer término el compañerismo, luego la satisfacción sexual y en menor medida la salud y la economía.
Los impedimentos son: la oposición de los hijos, las mujeres no quieren hacerse cargo de hombres enfermos (actualmente o en un futuro cercano).

Aquellos que nunca se casaron

Sólo el 5% de las personas mayores no se han casado nunca. Muchos están adaptados y tiene amigos o viven con familiares.

 Paternidad, abuelos y bisabuelos

Sólo el 4% de los viejos vive con sus hijos.
Las hijas casadas tienen lazos más estrechos con sus padres que los hijos casados.
En algunos casos los mayores están alejados de sus hijos adultos (falta de gratitud de los hijos, problemas familiares no resueltos, etc.) pero en muchos existe una ayuda entre generaciones dando y recibiendo apoyo: emocional y/o económico.  Sin  embargo, generalmente frente a la enfermedad (social o física) el anciano rehusa ser una “carga para sus hijos” según dicen ellos mismos.
Actualmente más nietos mantienen relaciones con sus abuelos debido a la mayor longevidad.
Según el grado de compromiso podríamos decir que existen:
·      Abuelos distantes: muy poca relación y hasta visitas muy poco frecuentes con sus nietos.
·      Abuelos pasivos: poca relación, pero visitas más frecuentes.
·      Abuelos activos: tienen relación fluida.

 Las relaciones con los demás (la soledad)

Un mito es el de que las personas mayores generalmente están solas, sin amigos ni personas en las que poder confiar, esta soledad puede estar causada por:
1)   Pérdida del nivel socio económico.
2)   Afecciones físicas o psíquicas invalidantes.
3)   Pérdida del cónyuge.
4)   Tendencia a la inactividad.
5)   Casamiento de los hijos.
6)   Éxodo rural.
Actualmente se observan cambios culturales que tienden a la mayor socialización de los mayores, poseen muchos roles familiares (partiendo de la base que un mismo hombre puede ser a la vez hijo, padre, abuelo y hasta bisabuelo) y muchos tipos de roles de amistad (inclusive hay organismos no gubernamentales que los promueven. Ej.: clubes de abuelos, centros de jubilados).
Por último, para los protagonistas,  la soledad no parece ser un problema tan serio como opinan los jóvenes (que lo ponen en primer lugar), pues una encuesta reveló que los mayores de 65 años piensan que sus problemas mayores son: 1° - bajo salario; 2°- salud delicada; 3°- la violencia creciente y recién en 4° lugar la soledad.-

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