domingo, 27 de septiembre de 2009

DORMIR MAL EN EL ADULTO MAYOR.

El hecho de dormir mal, o definitivamente no hacerlo, puede traer consecuencias en el adulto mayor que compliquen su calidad de vida. En cuanto se hagan notorias las primeras manifestaciones de insomnio acuda a un especialista, de manera que no haya repercusiones en su salud.

Cuando un adulto mayor empieza a experimentar cambios en su rutina de vida -como dejar de trabajar, permanecer más tiempo en casa, modificar horarios de comida y otros-, no es raro que paulatinamente manifieste problemas en su calidad de sueño y que éste sufra algunos trastornos.

Al dormir se realizan múltiples funciones fisiológicas, no sólo desde el punto de vista cerebral, sino también respiratorio, cardiaco y muscular, con el fin de conservarnos en buen estado y recuperarnos de las funciones realizadas durante el día. Así, las consecuencias de dormir mal son deficiente circulación sanguínea, bajo rendimiento en actividades desempeñadas a lo largo del día, mal humor y falta de concentración, lo que puede derivar en accidentes.

Quiero pero no puedo

Un adulto sano promedio debe dormir entre 7 y 8 horas, tiempo suficiente para reestablecer la energía perdida y estar listo para la siguiente jornada.

Sin embargo, hay factores que pueden influir para que el sueño no se concilie por la noche, por ejemplo, dormir siesta durante el día, lo que resulta particularmente importante, pues mucha gente considera que al dormir algunos minutos en el día se recuperarán los momentos de mal sueño de la noche, cuando en realidad lo que se provoca es un círculo vicioso del cual es fácil salir si se dejan las siestas de lado.

Otros factores que inciden en que haya insomnio en el adulto mayor es la propensión a deprimirse, angustiarse, preocuparse por hijos, nietos, etc., la situación económica del país o la propia, lo que irremediablemente ocupará parte del tiempo asignado normalmente a dormir por la noche.

¿Qué hacer para conciliar el sueño de manera natural?:

  1. Opte por una cena ligera, preferentemente dos horas antes de dormir, sin incluir carne ni grasa animal.
  2. Te negro, café y refrescos de cola contienen cafeína, la cual altera el sueño, por lo que debe evitarlos en la noche.
  3. La actividad mental debe cesar dos horas antes de dormirse.
  4. Traslade ocupaciones y preocupaciones para el día siguiente.
  5. De vez en cuando dése un baño en tina (cuando sea posible) con algún aceite aromatizante para relajarse.
  6. En el momento que sienta sueño debe acostarse.
  7. Trate de llevar un ritmo de vida sin sobresaltos.
  8. Leer ayuda a conciliar el sueño.
  9. Evite dormir siesta.
  10. Antes de acostarse tome un vaso con leche caliente o un té de manzanilla, pues ambos son relajantes.
  11. Procure irse a dormir a la misma hora cada noche.
  12. Es importante que en la habitación haya silencio, oscuridad, temperatura y ventilación adecuadas.
  13. Evite las bebidas alcohólicas algunas horas antes de acostarse.
  14. Modere su consumo de cigarros cuando se acerca la hora de dormir.
  15. Acérquese a su pareja, el sexo produce endorfinas (hormonas que ayudan a la relajación).

Otro trastorno

Uno más de los problemas por los que se altera la calidad del sueño en una persona mayor es la apnea del sueño, enfermedad que se caracteriza por el colapso o cierre de una parte de la vía aérea (la orofaringe) del aparato respiratorio, que de presentarse en forma repetida puede provocar que la garganta se cierre al punto de impedir el paso de aire a los pulmones. Cuando esto sucede se inicia una lucha inconsciente por respirar que despierta a la persona, en un lapso de entre 3 y 15 segundos en el cual se permite la entrada del aire. Reconciliar el sueño no siempre es fácil, por lo que pueden pasar varios minutos antes de volverse a dormir.

Ahora bien, cada vez que la persona deja de respirar baja la cantidad de oxígeno en sangre, lo que a largo plazo tiene repercusiones en corazón (insuficiencia cardíaca, hipertensión) y cerebro. La tendencia al cierre de la garganta es normal, y se puede presentar cinco veces por noche, pero cuando este número se supera pueden empezar los problemas, ya que además de los que se han mencionado, quienes sufren apneas no alcanzan sueño profundo, etapa en la que el cuerpo descansa.

Para determinar cuántas apneas sufre una persona por noche, los médicos cuentan con un método de diagnóstico denominado polisomnografía, estudio que se realiza en el laboratorio, donde al paciente (antes de dormir) se le conectan una serie de electrodos que registran señales neurológicas, respiratorias y cardiológicas.

Quienes sufren menos de 30 apneas por hora pueden mejorar su condición tan sólo bajando de peso, durmiendo de lado y evitando tomar alcohol o sedantes antes de acostarse. Sin embargo, para quienes superan esta cifra se indica el uso de un dispositivo denominado CPAP durante la noche, que consiste en pequeño compresor que envía aire a través de una mascarilla, manteniendo abierta la vía aérea; este dispositivo no sólo evita las apneas, sino que también silencia los ronquidos, una de las características de las apneas.

Así que no se descuide, ni permita que cualquier cosa le quite el sueño, pues su salud puede estar en juego.

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